domingo, 21 de agosto de 2011

No puedes ver que me perteneces con cada paso que das, cada movimiento que hagas, cada promesa que rompas, cada sonrisa que finjas, cada reclamo que hagas te estaré mirando. Miro alrededor, pero eres tú lo que no puedo reemplazar.
Estaba asustada. En ese momento me sentí pequeña, como si me faltara experiencia, como si nunca fuera a estar a su nivel, como si nunca fuera a ser bastante para él, ¿me entiendes? Pero lo que no comprendí es que eso le daba igual. Ya no estaba buscando a esa tía, me estaba buscando a mí. Y me había encontrado.
¿Donde están los poemas, las cartas de amor perfumadas, los ramos de flores anónimos, la época donde las chicas conquistaban más por su sonrisa que por su escote?
De pronto algo cambió, alguien se acercó a ella, la cogió por la cintura y la besó en la mejilla. Cuando se dio la vuelta lo vio a él, la única persona capaz de hacerle olvidar todo y de demostrarle que por fin encajaba en algún sitio.
Ya ves, he olvidado si son verdes o si son azules en cualquier caso lo que realmente quiero decir es que... los tuyos son los ojos más dulces que he visto jamás.